domingo, 14 de noviembre de 2010

La prohibición de la palabra

No damos para sustos...
el otro dia vinieron los sacerdotes y echaron mano a mis compañeros , los 11 y los metieron en prisión, al enterarme fui por la noche a la carcer y les abrí las puertas para que salieran y ls dije:`` Id, presentaos en el templo y comunicad a la gente todo lo referente a esta vida´´.
Cuando llegó el sumo sacerdote mandó buscarlos a la prisión y al ver que nos estaban fueron a comunicarselo.  Un hombr que andaba por allí, les dijo que estaban en el templo y que seguían enseñando a la gente.
Fueron a buscarlos y cuando los encontraron les prohibieron enseñar en nomrbe de Jesús. Yo y los demas les respondimos: `` Hay que obedecer al señor antes que a los hombres´´. Al escuchar nuestras palabras se consumian de rabia y trataron de matarnos.

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